miércoles, 9 de marzo de 2011

PANCHO, EL TRASTO


Antes de nacer yo, mis padres vivían con un precioso labrador negro.

Pero al nacer yo, ellos estaban preocupados por si se enfadaría con mi llegada, ya que iba a robarle “un poco o un mucho” de atención, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Pancho fue un buen perro, me quiso desde el minuto cero. Luego llegó mi hermana Inés, y él seguía tan bueno con nosotros como el primer día, y eso que mi hermana le daba mucha caña, se montaba encima, le tiraba del rabo y de las orejas, en fin, le hacía trastadas. Él en cambio nos robaba la comida cuando podía.

Pero ahora, que es más viejecito, sólo tiene ganas de estar tranquilo en su cama, aunque a veces, si no le prestamos suficiente atención, se enfada y muerde nuestros juguetes para demostrarnos que si no le prestamos atención, él buscará la forma de que se la prestemos….

Y, colorín colorado, estas aventuras han terminado!.

Ignacio Nicolás De Wettinck Muñoz 2º B


1 comentario :

  1. Montse (Mama de Hugo Gonzalez)9 de marzo de 2011, 6:56

    Ohhh, que bonita la historia de tu mascota. Espero que lo querais siempre muchísimo. Ellos siempre nos dan cariño sin esperar recibir nada a cambio.

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