Erase una vez un mago llamado Max, era muy tontito y gracioso y casi siempre le salía todo mal. Una vez quiso hacer una pócima para quitar las arrugas, pero en vez de eso, le salió una pócima para quitar las canas.
Una vez dos niños se metieron en su guarida.
-¡Deteneos ahí malandrines!- dijo el mago.
-¡Na nana na na!- Dijeron los dos niños burlándose de él.
Y el mago les hizo un hechizo que hacía una bola gigante de chicle que los envolvía.
-¡Qué la hora se convierta en bola!- les gritó el mago. La bola de chicle atrapó a los niños.
-¡Esto no es justo!- dijeron los niños.
-¡Es lo que hay!- dijo el mago.
Pero uno de los niños tenía una aguja y pinchó la pompa de chicle.
Al final los niños se escaparon y el mago gritó - ¡Mi vida es una ruina!
Alejandro Rivero Bandera 3ºB
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