Érase una vez, una niña que vivía muy feliz con su madre, su padre y su perro.
La madre era muy buena y cariñosa. Tenía el pelo oscuro y los ojos azules. Era alta y delgada. Le encantaban los animales, sobre todo los perros. Siempre estaba cantando con su hija y le ayudaba a hacer los deberes.
Un día, se puso muy enferma. Aunque la cuidaban mucho, cada día estaba peor, hasta que un triste domingo, murió.
Isabel, que así se llamaba la niña, estaba muy triste. Pero su padre le dijo:
- ¡ No te preocupes, Isabel! Tu madre siempre estará contigo en tu corazón.
Al cabo del tiempo, su papá encontró una nueva esposa. También era guapa pero no tenía buen corazón. No era amable ni le gustaban los niños.
Esta mujer tenía un malvado plan, poco a poco envenenaría a la niña hasta que enfermase.
Y así lo hizo.
Pero una noche, que el padre se levantó a la cocina, encontró a la mujer preparando una extraña bebida. Ella dijo que era un té, pero realmente era veneno.
El padre pudo comprobar su mentira y la echó de la casa.
Se mudaron y se fueron a otra ciudad para empezar una nueva vida. Allí fueron muy felices y además tuvieron una nueva y maravillosa mamá.
Julia Congosto 3º B
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